Una novela sobre cómo buscarse la vida entre realities, televisión y twitter
“—Y creo que ya voy encontrando el nicho de mercado, aunque aún no lo puedo definir exactamente. Yo lo denomino economía banal.
—¿Qué?
—Economía banal. Llamo así a las actividades que no generan nada directamente, puesto que no fabricas una cosa ni prestas un servicio habitual, como dar comidas o algo así. Algunas veces son nichos de mercado cercanos a la comunicación y otras al deporte o a la política, por ejemplo. No pagan mucho, pero no exigen tener un máster.
—Si no generan nada y pagan poco, ¿para qué valen?
—Hombre, digamos que la necesidad es más difícil de definir, pero ellos sabrán. Y, para el que cobra, es como pisar una piedra al vadear un río: un punto de apoyo para continuar hasta la otra orilla, lo que hace que no sea tan banal.”
En esta novela ambientada en el mundo de esa economía banal Camino, que tiene poco más de sesenta años y toda la vida ha trabajado en la trastienda de un teatro, se queda sin trabajo debido a la crisis. Desde que su hija murió en un accidente conviven con ella un par de nietos, como también lo hace un hijo mayor.
Luis, el hijo, era biólogo e investigador en un laboratorio. Su área de trabajo eran los dispositivos para facilitar la vida de los enfermos de diabetes. Los recortes económicos también le atrapan y, pese a sus esfuerzos por conseguir subvenciones y apoyos, se ve también en la calle.
Camino acude a un programa de televisión, donde le pagan una pequeña propina por su presencia y aplausos.
Una presentadora se fija en ella y le propone fingir un desmayo para ser atendida en directo. Ese será el principio de una carrera como personaje del espectáculo televisivo, carrera a la que incorporará a su hijo como redactor becario de un programa de telerrealidad. De manera insospechada el hijo será contratado también para mantener la cuenta en twitter de un partido político y luego se ocupará de hacer lo mismo para otros partidos.
Madre e hijo se encontrarán así habitando en el mundo en el que se encuentran las redes sociales, las tertulias televisivas del corazón, los realities, los amores que continuamente se inventan y reinventan o la política que se acerca al mundillo del entretenimiento, obteniendo así unos pequeños ingresos que les convierten en jornaleros de esa economía aparentemente banal.
Avanzada la novela la política y del entretenimiento se unen al máximo y los personajes deberán decidir si quieren permanecer en ese nuevo mundo entremezclado o no.